1985

001 Hang-On

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Portada del videojuego Hang On. En ella se ve la fotografía de un motorista alzando el puño en señal de victoria.
El arcade en casa. Más o menos. SEGA

En los 80 y principios de los 90 los videojuegos más impresionantes estaban en las recreativas. Esto es un hecho indiscutible para los que vivimos en esos años. Dentro de las recreativas los juegos más impresionantes eran aquellos que no solo eran una pantalla y un mando, si no que incluían algún tipo de cacharro electromecánico que sabías que nunca podrías tener en casa.

La primera que recuerdo haber visto de estas fue Super Hang-On y, aunque el juego nunca me voló la cabeza, poder sentarse en una moto, controlar el juego con el manillar y poder moverte de lado a lado me pareció algo increíble. Cuando SEGA sacó la Master System, una de sus ideas era trasladar esa experiencia de los recreativos a casa así que empezar por uno de los arcade más impresionantes que tenía en el momento parece algo lógico, con lo que hacer de Hang-On el primer juego de la consola era algo inevitable.

Ahora, hay un pequeño problema. Si a Hang-On le quitas le quitas la moto y el manillar ¿qué te queda? Pues te queda un arcade bastante simple pero apañado y eso es el juego de Master System. Te pones a los mandos de la moto y a hacer kilómetros mientras esquivas a otras motos que van por la misma carretera e intentas controlar la velocidad para no salirte en las curvas.

Curiosamente, esta sencillez es lo que hace que hoy en día aún puedas echar una partida rápida y acabar atrapado más de lo que querías. La sensación de velocidad está bien conseguida y cuando menos te lo esperas estás echando una partida más solo para llegar un poco más lejos. Puede que SEGA no trajese a casa toda la experiencia de un arcade pero al menos sí que consiguió llevar la esencia.