Para su segundo juego SEGA siguió con el filón de llevar las recreativas a casa, aunque en esta ocasión optó por algo que perdía bastante menos en su conversión al formato casero. En Teddy Boy nuestra misión es disparar a todos los enemigos que hay en la pantalla hasta que no quede ninguno. Para darle un poco más de emoción a la cosa tenemos un límite de tiempo, el cual no solo se va recortando según pasan los segundos si no que, por si no fuese suficiente, también se reduce si no recogemos las versiones miniatura que dejan los enemigos al caer. A esto hay que añadirle que si pasamos demasiado tiempo en un mismo punto la plataforma que hay a nuestros pies desaparecerá, lo que nos impide quedarnos parapetados en un sitio fijo.
El diseño de los niveles también contribuye a que nos movamos sin parar ya que todos son un bucle, una manera barata pero eficiente de hacer que un pequeño mapa parezca mucho más grande de lo que realmente es. Todo esto lleva a un arcade frenético pero que, personalmente, se hace bastante repetitivo pasados unos cuantos minutos.
La verdad es que siempre le tuve algo de tirria a este juego, sin ninguna razón en especial. A mi joven yo ni las pantallas de la parte trasera de la caja, ni la portada con esa oruga que parece una granada, le atrajeron lo más mínimo y siempre lo esquivó aun viéndolo a precios tan reducidos como 1500 ptas. Que nunca jugase a la recreativa original tampoco ayudó a despertar interés.
Hoy en día lo veo como algo realmente lleno de curiosidades ¿Cuántos juegos se hicieron en los 80 para acompañar la canción de una idol? (canción que era la banda sonora de la versión japonesa y aquí fue sustituida por "melodía arcade genérica nº23")¿Porqué tiene tantas cosas que más adelante veríamos en otros juegos de Master? (seguramente porque los hicieron el mismo grupo de desarrolladores) ¿Es un tumor eso que tiene Teddy en la cabeza? ¿Qué hace que mi cerebro lo relacione automáticamente con Tommy Gun de los Clash?