Pit Pot siempre fue un juego que me hizo gracia por su nombre. A parte de eso mis recuerdos de la época sobre este juego se reducen a que venía junto a Astro Warrior en el mismo cartucho y a que me chocaba su paleta de colores, más propia de un micro-ordenador que de la Master.
La verdad es que agradezco haberlo jugado tiempo después porque tengo la seguridad de que de haberlo jugado en la época no lo habría disfrutado. Desde mi perspectiva actual es una aventura-rompecabezas bastante entretenida para lo sencilla que es. A través de cuatro castillos, tienes que buscar a una princesa y despertarla. Para ello debes ir recolectando tesoros y atravesando salas cuyo suelo puedes derribar, tanto para derrotar a los enemigos como para encontrar objetos ocultos (o para acabar tú mismo en el fondo del abismo por patán)
Lo que mi joven cerebro no habría alcanzado a entender es la mecánica de los objetos ocultos. Cuando has rescatado un par de veces a la princesa y esta te insiste en que te faltan cosas (tía, menos quejas que tú no sabes lo que he tenido que sufrir mientras te echabas una siestecita) aunque estás más que seguro de haber revisado todas las salas empiezas a mosquearte. Aquí tienes dos opciones: empiezas a hacer el loco por los niveles a ver si pasa algo o te vas a buscar una guía por internet.
Confieso que tiré de internet, cosa que mi joven yo no habría podido hacer, para descubrir que según que partes del suelo derribes aparecen unas cosas u otras. Una mecánica bastante inteligente, con la perspectiva de no haber tenido que dedicar días o meses a descubrirla.
Curiosidad para Trivial: En una entrevista al creador de Alex Kidd, que es el mismo que el de Pit Pot, se dice que el protagonista de Pit Pot es Igul, el hermano de Alex.