¿Qué harías si fueses un niño medio elfo al que le han dicho que debe sobrevivir en la mansión de Drácula y asesinar a cinco vampiros para heredar las joyas de tu familia? Yo me cuestionaría mi vida y si vale la pena jugársela por algo que difícilmente irá más allá de un par de relojes y algún collar de oro. Mick decidió protagonizar Ghost House.
En Ghost House nos toca sobrevivir. Si quisiésemos estirar mucho podríamos decir que es uno de los primeros representantes de los survival horror, aunque miedo da más bien poco o ninguno. De entrada el juego es algo desconcertante ya que te sueltan en mitad de la vorágine de enemigos con la única instrucción de que encuentres llaves y elimines a los cinco Dráculas. Eso implica recorrer la mansión y sus múltiples pisos en busca de, claro está, las llaves y los cinco ataúdes.
Mientras vamos explorando y luchando también hemos de aprender los distintos trucos que oculta la mansión, como tele-transportadores, falsos suelos y objetos del escenario con capacidades ocultas. Todo este aprendizaje nos vendrá bien para derrotar a los vampiros, ya que enfrentarse a ellos a pelo es una receta para el desastre.
Tras haberlo jugado varias veces, desgraciadamente no estamos ante uno de los clásicos de la consola y la culpa es de la propia SEGA. El juego tiene bastante potencial, tanto por temática como por diseño, pero nadie supo aprovecharlo. El juego es muy divertido pero cae demasiado rápido en la repetición ¿Porqué no añadir más monstruos diferentes? ¿Qué tal más mansiones (solo hay tres) o diferentes ambientaciones? Con un par de cambios podríamos estar ante el primer gran juego de la Master.
Aun así Ghost House es un juego que tiene algo. Por una parte es exclusivo, no estamos ante un juego portado de otro sistema ni luego apareció en otra consola u ordenador. Por otra, varios elementos tanto estéticos como de diseño y control empiezan a ser reconocibles en lo que podríamos llamar "estilo Master"
Algo empezaba a cambiar.