Después de unos cuantos juegos bastante buenos, al fin llegamos a una nueva entrega de mi remanso de mediocridad favorito: la serie Great de experiencias deportivas. Además esta cuarta entrega de la saga nos sumerge en el apasionante mundo del Golf, lo que promete mucha diversión.
Bueno, a ver, en realidad hay juegos de golf divertidísimos, pero la versión japonesa de Great Golf no es uno de ellos. Digo japonesa porque existe otro Great Golf para el resto del mundo pero, ya llegaremos. Volviendo a este Great Golf nos encontramos con las características habituales de los primeros juegos deportivos de la Master: tenemos todos los básicos del deporte pero ningún extra.
El juego nos ofrece un campo de 18 hoyos, una selección de palos, una bola a la que golpear por diferentes puntos y la posibilidad de jugar solos u organizar un torneo con otros jugadores. ¿Es suficiente? Bueno pues, para pasar el rato da pero poco más.
La única cosa que siempre me ha llamado la atención del juego es esa perspectiva semi-isométrica que usa para representar los campos y el uso de una escala, como si fuese un mapa cualquiera, para medir las distancias. En comparación con otros juegos, esta combinación de elementos le da un toque de realismo, ya que, al igual que en el deporte real, la mitad de las veces no tienes ni puta idea de a dónde vas a enviar la bola.