Al fin. Se acabó. El 29 de abril de 1987, el último* juego de la saga deportiva Great entraba en el catálogo japonés de la Master System y los jugadores se regocijaban. La dictadura de los juegos deportivos mediocres llegaba a su fin, no sin antes permitirnos disfrutar del deporte estadounidense mediocre por excelencia: el fútbol americano.
Gracias a las películas y series de televisión, en todo el mundo sabemos que en Estados Unidos hay tres** deportes populares: Baloncesto, béisbol y fútbol americano. El baloncesto es un apasionante juego lleno de acción, oportunidades, táctica y tensión hasta el último segundo, que en los EEUU además incluye un gran factor espectáculo. El béisbol es algo que sucede de fondo mientras la gente se pone ciega de cerveza, come tristes frankfurts a precio de delicatessen y esperan a que una pelota les caiga encima. El fútbol americano es el wargame de los deportes: Muchas unidades molonas, mucha táctica, poco juego.
¿Es mi visión de este trío de deportes totalmente sesgada? Por supuesto ¿Es equivocada? En el fondo sabéis que no.
Teniendo en cuenta mi percepción del deporte, la adaptación del mismo que llegó a la Master es bastante triste. Empezando por la parte positiva, el juego es una oda a los U.S.A. con su banderita, su himno y su águila bien gorda. Una muestra excelente de saber quién es tu público objetivo. Pasando a aspectos menos patrióticos y más relacionados con el entretenimiento, el juego toma una serie de decisiones bastante absurdas.
Por un lado en los partidos siempre empezamos perdiendo y nuestra misión es remontar ¿Porqué? Pues porque no hay fase de defensa. Sí, en Great Football nuestra única opción es atacar y cuando nos interceptan, o no conseguimos avanzar dentro de las cuatro jugadas permitidas, simplemente atacamos desde más atrás. En cuanto a los ataques tenemos dos fases: la selección de jugada y el juego en sí.
La selección de jugada permite elegir entre ocho opciones diferentes pero de una manera horrible: el cursor va pasando por las ocho opciones (nueve si superamos las 50 yardas) y hemos de pulsar cuando esté sobre la que nos interese, sin que nada indique sobre cual hemos seleccionado ni la posibilidad de seleccionar una formación que ya haya pasado. Según el manual, esto es para que en las partidas de dos jugadores el otro no sepa qué táctica seguirás pero ¿porqué se mantiene en las partidas individuales?
Una vez elegida la jugada que queremos hacer, llega el momento de ponerla en práctica. Una vez tenemos el balón volvemos a enfrentarnos a una disyuntiva ¿corremos o pasamos? La experiencia nos demuestra que esta disyuntiva es falsa. Los pases son tan complicados y poco precisos que correr parece ser la única opción viable así que lo intentamos y rezamos para superar las 10 yardas que nos permitan avanzar. Rezamos porque no hay otra. Aquí las fintas no existen y a la que se te acerca un contrario eres hombre muerto.
Y así, sin capacidad de disfrutar del aspecto táctico y victimas de una inexistente acción, repetimos hasta que morimos de aburrimiento.
* Es el último pero no del todo.** El hockey sobre hielo es un deporte canadiense. Su molonidad es cercana a la del baloncesto e incluso superior en ocasiones.